«Y llegamos a un lugar que, aún a día de hoy, no sabría muy bien cómo definir. Quizá es ese sitio al que te trasladas cuando suena el timbre del recreo, o allí donde vamos al cerrar los ojos justo antes de soplar las velas, o el viento en el que flotamos al recibir uno de esos abrazos que nos sostienen el cuerpo, las dudas y los miedos... ¿Quién sabe? O quizá no era más que la parte trasera del armario en el que se había convertido mi vida: ahí donde se almacenan prendas que jamás volverás a ponerte pero que te da pena tirar.»
Sugerente cuanto menos, ¿verdad? A pesar de ser un
extracto, os aseguro que es la sinopsis aunque en clave, claro está, y para entenderla
tenéis que leeros el libro. Si os ponéis a ello, os diré que se trata de un
libro diferente y especial, fácil de seguir, con una trama interesante a la vez que enrevesada, compuesta de capítulos cortos que agilizan la lectura.
En cuanto al argumento, podemos decir que la novela comienza
con un padre que está contando una historia a su hija antes de ir a la cama. Y,
a partir de aquí, empiezan a desarrollarse una serie de tramas que van
encajando como un puzzle según avanzan las páginas hasta llegar prácticamente a
la última hoja.
El protagonista de esa historia es un hombre acomodado de
unos cuarenta años, casado, con una hija, una hipoteca, un coche blanco nuevo y
un trabajo al que está atado para poder mantener todas las cosas que tiene. Su
vida se tambalea cuando, de viaje de trabajo, decide parar en una
estación de servicio y allí le roban el coche y algo más, aunque hasta que lo
descubra va a pasar tiempo,… Tiempo que está con la particular gente de un
pequeño lugar que se llama La Isla en la que cada uno sus
sueños.
Os estaréis preguntando, ¿y cómo casa todo esto? Pues casa,
casa,... os lo aseguro. La novela está repleta de frases, de situaciones, de
instantes que, en algún que otro momento, todos hemos vivido, pensado o
imaginado alguna vez. Es un libro que da que pensar y que te plantea el
siguiente dilema: “Si hoy fuera tu último día… ¿dónde te gustaría estar?”. ¿Es
tu respuesta: “aquí, sin duda, aquí?".
“Ese es el problema, que ni si quiera te has atrevido a intentarlo. La vida está llena de gente que mueve la mente pero deja quietos los brazos, que leen miles de frases del tipo “cada día hay que vivirlo como si fuera el último” o “dedícate a lo que te haga feliz”, frases que comparten en Internet, con sus amigos, que ponen en las paredes de sus casa… pero después no hacen absolutamente nada por cumplirlo, ese es el problema”.
Y como no sabía que era imposible, lo hizo
Los niños jugaban sin preocupación hasta que, de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua quedando atrapado. El otro niño, viendo que su amigo se ahogaba bajo el hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró romper la helada capa, agarró a su amigo y lo salvó.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaban cómo lo hizo, pues el hielo era muy grueso.
- Es imposible que lo haya podido romper con esa piedra y sus manos tan pequeñas, afirmaron.
En ese instante apareció un anciano y dijo:
- Yo sé cómo lo hizo.
- ¿Cómo?- preguntó alguien.
- No había nadie a su alrededor para decirle que era imposible.
Hola. gracias a tu detallada reseñame apetece mucho leer este libro porque el personaje refleja un poco acómo vivimos todos. Seguimos en contacto
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, Marta. En algún momento del libro nos podemos sentir identificados con el protagonista. Primero, por la espiral en la que nos metemos debido a las "normas sociales" y, segundo, por el miedo, la incertidumbre y, en muchas ocasiones, la ignorancia de cómo salir de ahí.
Eliminar¡Me alegro de que te llame la atención el libro!
Un abrazo.