23 de septiembre de 2016

[4] Adiós verano, novelas feel good y #ColectivoDetroit


El adiós al calor y la llegada de unas cuantas jornadas algo más frescas esta semana me ha avivado las ganas de leer. El frío me recoge después del despelote de la etapa estival y la lectura me arrulla y me da el calor que se llevan progresivamente los últimos coletazos del verano.

Estos días también he sentido la nostalgia de encontrar uno de esos libros que tanto me gustan, esos sobre historias en las que hay libros, hay amor o hay una persona que cambia su estilo de vida (o todo junto). Ya sabéis a qué me refiero: Brooklyn Follies, de Paul Auster; Canciones de amor a quemarropa, de Nickolas Butler; Los interesantes, de Meg Wolitzer; Olivia o la lista de los sueños posibles, de Paola Calvetti; La librería de las nuevas oportunidades, de Anjali Banerjee,…

He brujuleado mucho en busca de nuevos tesoros que mantengan vivas las constantes vitales de mis lecturas, y he encontrado algo que llevaba tiempo sabiendo que existía, pero a lo que no le había puesto nombre. Tampoco era necesario, porque alguien ya se lo había dado por mí.

El caso es que todas las novelas que os he puesto antes como ejemplo las podemos reunir juntas en un nuevo género que lleva vivo ya algún tiempo y del que he encontrado registros en Google desde el año 2013. Se trata, tatatachán de las novelas feel good.

Feeling good


Para mí, las novelas feel good son aquellas en las que un personaje con una actitud fuerte y positiva ante la vida, se enfrenta a un reto y consigue salir victorioso. El final, desde luego, es feliz, pero lo es porque el personaje va evolucionando y buscando para que así sea. Además, son libros en los que se respira positivismo, posibilidades, amor, amistad, familia y bonitismo.  Otra característica fundamental son los lugares en los que pasa todo, sitios de ensueño por los que cualquiera querría pisar.

De las que he leído y os he puesto como ejemplo, creo que por ahora la que más se aproxima a esta descripción es La librería de las nuevas oportunidades, de Anjali Banerjee, en la que Jasmine, la protagonista, es una mujer de negocios que decide trasladarse al sitio en el que se crió, Shelter Island (Seattle), tras divorciarse para encargarse durante un mes de la librería de su tía Ruma. En este libro hay un personaje fuerte, hay actitud positiva, hay un reto, hay posibilidades, hay amor, amistad, familia y un lugar ideal en el que instalarse: la librería de la tía Ruma (ya dije en la reseña que gustosamente me quedaría a vivir allí).

El descubrimiento de este género me ha alegrado mucho porque ahora sé dónde buscar cuando necesite una dosis de feeling good. Y tengo una lista enorme, por cierto. He empezado por aquí: El noviembre de Kate, de Mónica Gutiérrez y La librería de los finales felices, de Katarina Bivald. Y luego tengo pensado seguir por este otro lado: El hostal de las ilusiones, de Debbie Macomber; Clara y las abuelas canguro, de Tania Kratschmar;…

#Leyendo


La semana pasada terminé Un monstruo viene a verme, de Patrick Ness, la primera hornada de deberes de la tercera temporada del Club de Lectura de Parla Este. A pesar de que en un principio no estaría entre mis favoritos principalmente por el género (juvenil, fantasía), me ha parecido un cuento fluido, entretenido y con una historia reveladora: “Las historias son lo más salvaje de todo […] Las historias persiguen y muerden y cazan”. El día 7 de octubre se estrena en cines la película, que ha dirigido Juan Antonio Bayona.

Un monstruo viene a verme es el libro 22 de mi reto de 45 (que es muy probable que no termine con éxito este año). Había empezado a leer un libro de relatos de Doris Lessing, Relatos africanos y la verdad es que el primero me ha gustado mucho pero los libros de relatos no acaban de engancharme. Cuando le cojo el punto a la historia, termina y tengo que volver a situarme y no siempre lo consigo.
Así que ahora estoy, como os he dicho, a dos manos con mis nuevas novelas feel good de las que pronto tendréis noticias y algo más...

#ColectivoDetroit


Esta semana he participado en mi primer reto del #ColectivoDetroit, que consistía en escribir algo sin utilizar una de las vocales. Mi texto no lleva la letra A pero no me salió muy largo y en ocasiones es raro. Es muy difícil encontrar lo que quieres decir y si, encima, le quitas una de las letras más importantes del abecedario, pues ya me diréis.

De todas formas, es legible, así que aquí la entrada "Ser de", donde también podéis encontrar más información del Colectivo Detroit. En Twitter buscad por #ColectivoDetroit.

#Tuit


El tuit de esta semana, es una imagen. ¡Bienvenido!

Además...

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