Mil veces os he contado que la literatura juvenil no es mi fuerte. Si a eso le sumo un libro con
ciertos toques de fantasía, casi que paso a otra cosa. Pero me estoy
sorprendiendo a mí misma. En los últimos dos años he leído bastantes novelas en
las que un niño o adolescente es su protagonista y, aunque han sido menos,
también he leído ciertas cosas fantásticas, como Un monstruo viene a verme, de Patrick Ness.
En esta ocasión, he dedicado mi tiempo de lectura a un autor
del que algunos de mis compañeros del Club de Lectura son fan de póster y se
sorprendieron de que no lo conociera. ¡No has leído a Neil Gaiman! Pues no,
hasta hace unos días que me puse con Coraline, una de sus novelas más
conocidas, encuadradas dentro del género terror infantil/juvenil.
¿Cómo puede ser un libro para niños de terror? No es lo que
imaginamos, no hay muerte y destrucción violenta, sino un relato
sutil de algo misterioso con toques de inquietud, bien escrito también para los
mayores.
Coraline es una novela cortita que cuenta la historia
precisamente de Coraline, una niña súper despierta que se acaba de mudar con
sus padres a una casa misteriosa y con vecinos un tanto extraños. Coraline se
aburre como una ostra y decide explorar para ver qué encuentra. Sus padres le
ponen algunos retos para que les deje trabajar tranquilos y se distrae hablando
con los vecinos, pero para ella no es suficiente.
En una de sus excursiones, descubre que en el salón de la
casa hay una puerta que abre con la llave más vieja de todo el manojo de llaves
de la casa. Pero esa puerta está tapiada, hasta que vuelve de nuevo, la abre y
se encuentra con un pasillo oscuro que la llevará a una casa paralela a la suya
y con muchas similitudes. De hecho, allí también viven unos padres que se
parecen a los suyos.
En la casa que descubre Coraline, hay muchos juguetes,
comida apetitosa y los otros padres siempre la prestan atención. Parece el sitio
perfecto para vivir solo que hay un problema: esos padres no son sus padres y
esas cosas no son las suyas. Sin embargo, ¿podrá escapar Coraline de esta
realidad paralela?
Desde luego, este cuento de Neil Gaiman es fácil y
entretenido de leer. Una de las cosas que, en mi opinión, está más conseguida
es la forma en que se narra la historia. En otras reseñas os comenté que lo que
me chirría de muchos de los libros protagonizados o destinados a niños es que
la forma de hablar o las cosas que se cuentan es imposible que las sienta o que
las piense un niño porque para sentir o pensar de cierta manera es necesario
haberlo vivido antes.
Sin embargo, en Coraline, el vocabulario, la trama y las
acciones, a pesar de la fantasía (o incluso gracias a ella) el resultado es una
novela contada con la visión de un niño para los niños, no con la visión de un
adulto para los niños (o adolescentes).
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