El pasado mes de mayo cambié de trabajo y ahora mi horario laboral es aquel que me depara el día. Tengo hora de entrada pero no de salida y normalmente pasa mucho tiempo entre esos dos hitos diarios. Por eso, cuando me subo al tren, mis ojos rechazan automáticamente la pantalla del libro electrónico y, cuando intento leer sobre el papel, no siempre lo consigo.
Me da miedo pensar que he dejado de conectar con la lectura como forma de vida, pero no puede ser eso
Además, en estos meses me ha pasado una cosa curiosa. He empezado muchos libros, muchos, no os podéis imaginar cuántos, pero solo he sido capaz de terminar cuatro. Me da miedo pensar que he dejado de conectar con la lectura como forma de vida. Pero no puede ser eso, porque entonces ni siquiera hubiera leído cuatro. A veces también pienso que quizá me estoy encasillando tanto en un tipo de libro que ya no disfruto con otros. Pero tampoco creo que sea esta la razón.
Por ahora prefiero pensar que el cansancio no me está dejando disfrutar de algo que lleva tres años siendo parte fundamental de mi vida. Siento que me iré rearmando poco a poco, sin obligarme pero con la intuición de que algún día, la lectura será lo primero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario